jueves, 12 de febrero de 2009

El Yodo en el ganado lechero

El yodo (I) es un mineral de número atómico 53 y puede encontrarse en forma molecular como diyodo (I2). Se encuentra en mayor abundancia en el agua de mar y en menor cantidad en la corteza terrestre. Es un elemento esencial y se requiere en el metabolismo de la mayoría de los seres vivos. Los animales lo requieren para ser utilizado por la glándula tiroides. Esta glándula elabora las hormonas tetrayodotironina o tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3). La T4 es sintetizada por la tiroides añadiendo cuatro moléculas de yodo al aminoácido tirosina y es el precursor de la T3. Cuando los niveles de T4 son adecuados, la sensibilidad de la tiroides a la hormona estimuladora de la tiroides (TRH) disminuye. Sin embargo, cuando la T4 disminuye en sangre, la pituitaria incrementa la secreción de TRH y por consiguiente aumenta la captación de yodo por la tiroides y la producción de hormonas tiroideas. La T3 es la hormona biológicamente activa y tiene, entre otras funciones, inducir el consumo de carbohidratos, grasas y proteínas, estimulando el consumo de oxigeno por las células.
Las deficiencias de yodo en los animales alimentados con forrajes dependen del nivel de este mineral en el suelo. Generalmente los suelos cercanos a los océanos tienen cantidades suficientes del mineral, lo que no ocurre en lugares alejados. En México y en muchos países donde existen deficiencias, se obliga a suplementar con yodo la sal común para consumo humano. Las deficiencias se manifiestan primero en los animales jóvenes. Uno de los signos es el incremento en tamaño de la tiroides. Este aumento en tamaño es la respuesta de la glándula como medida para captar más yodo. Puede haber casos de abortos. En animales adultos, además del aumento de tamaño de la tiroides, se manifiesta el problema como reducción en la fertilidad. Por otro lado, una deficiencia de selenio se puede manifestar también como insuficiencia de yodo, debido a que el selenio es necesario para transformar la T4 en T3. La deficiencia de vitamina A y hierro son también factores de confusión.
Según el NRC (2001), las vacas en frescas deben consumir alrededor de 0.7 mg/kg de yodo con una dieta basada en harina de soya, maíz, ensilado de maíz y alfalfa. Este nivel varía con el estado de la lactancia. Mientras que para terneros alimentados con sustitutos de leche recomienda 0.5 mg/kg.
El yodo es de gran importancia en la nutrición, así como lo son el resto de los nutrientes. Debemos considerar cubrir los requerimientos de todos los nutrimentos por igual, ya que la falta de alguno de ellos es como la ausencia de un eslabón en las cadenas…